Parejas gay durante una protesta en Nueva York para apoyar las bodas. |
Nueva York podría convertirse este año en el sexto estado americano en legalizar los matrimonios de personas del mismo sexo –eso es, si unos pocos senadores estatales (seis para ser exactos) dejan de obstaculizar la legislación.
El momento se está creando para aprobar la legislación que podría reconocer los matrimonios entre homosexuales. El gobernador Cuomo ha ensamblado una poderosa coalición de activistas y grupos pro-defensa de derechos gay que, durante los próximos dos meses, llevarán a cabo una campaña política y mediática en dis$de legisladores opositores.
La coalición espera traer el proyecto legislativo a votación antes del cierre de las sesiones legislativas, a final de junio.
La Asamblea está abordo. El Gobernador también. El problema es el Senado.
Cuando el proyecto de ley fue rechazado el año pasado, 34 senadores votaron no y 26 sí. Un total de 32 votos afirmativos darían el triunfo.
Nueva York necesita y está lista para este cambio. Nuestra población gay es más grande que el de las siete jurisdicciones juntas (seis estados más el Distrito de Columbia) que ya han legalizado a los $de personas del mismo sexo. Y cerca de 60% de los neoyorquinos apoyan los matrimonios gay.
La campaña del gobernador Cuomo merece todo el apoyo de la comunidad latina, incluyendo aquellos que se oponen por razones religiosas. Funcionarios con tal posición deben recordar que fueron electos para servir al público (independientemente de su identidad sexual) bajo leyes americanas, las cuales establecen una clara distinción entre iglesia y estado. Latinos deben también recordar que nuestra lucha colectiva es en contra de la discriminación y la marginalización.
La homosexualidad es una realidad humana. La mayoría de los neoyorquinos tienen un amigo, colega o pariente gay. Es hora de darles a estas personas la oportunidad de desarrollar familia y construir comunidades. Nuestro gobierno no debe estar en el negocio de decirle a la gente de quien enamorarse o con quien casarse.
Esperamos que nuestros senadores actúen valientemente esta vez, que pongan sus creencias religiosas e intereses políticos a un lado, y que realmente trabajen para todos los neoyorquinos. Nuestros niños y nietos recordarán este legado y se lo agradecerán.
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